domingo, 20 de octubre de 2013

OCHO DE CADA DIEZ PROBLEMAS EN UN CONDOMINIO SON DE RELACIONES HUMANAS



Fuente: Economía y Negocios El Mercurio

Las mascotas y los ruidos molestos son las causas más comunes de los roces que se dan entre los vecinos de un edificio de departamentos o de un conjunto de casas.

No es fácil la vida en comunidad. Según los entendidos, ocho de cada diez problemas que le llegan a una administración tienen que ver con relaciones humanas, es decir, convivencia entre vecinos. "En un mismo piso puede haber gente de diferentes edades y costumbres. Están a pocos metros uno del otro y no siempre se respetan los derechos del vecino (....) Antes había más respeto", señala el socio de la firma administradora Zócalo Uno, Guillermo Pizarro.

Para el sociólogo experto en temas inmobiliarios, Camilo Arriagada, las tensiones que se ven en los condominios muchas veces se explican por un cambio en la sociedad: "La vida en comunidad se ha debilitado como fenómeno global de transformación del modelo económico y cultural, con mucha más individualidad", señala.

Hay temas que son más sensibles y que comúnmente generan roces: la tenencia de mascotas, la emisión de ruidos molestos, las ampliaciones que no siguen el estilo de la fachada del edificio y el uso de los estacionamientos de visita. "En general, el desconocimiento de los reglamentos hace que a la gente al final le dé lo mismo", explica el presidente del Colegio de Gestión y Administración Inmobiliaria (CGAI), Aníbal Ahumada.

Como una forma de capacitar a la comunidad y que así tome conciencia de sus derechos y deberes, en Inmobiliaria Paz han desarrollado el programa Comunidad Exitosa, que actualmente está presente en 14 edificios. "Buscamos darles herramientas a los vecinos para sacar un mejor provecho de la vida en conjunto. Se les entregan tips fáciles que mejoran la convivencia diaria, como saludarse en el ascensor o cómo hacer un correcto uso de los espacios comunes, entre otras materias", señala Marcos Camsen, gerente técnico inmobiliario de Paz.

Convivencia regulada

Desde 1937 que la vida en comunidad se viene normando, aunque la primera ley tenía en mente condominios pequeños, con edificios que, en general, no superaban los cuatro pisos. El gran salto se dio recién en 1997, con la actual ley de Copropiedad Inmobiliaria, que reconoce distintos tamaños y tipos de condominios, como habitacionales, de oficinas e industriales.

"Esta ley hace toda una regulación que no estaba respecto de los bienes comunes; si se pueden arrendar, darse en uso y goce, construir en ellos, cambiarles el destino. Eso hace más fácil lograr relaciones más llevaderas, dejando claro qué se puede hacer y qué no con dichos bienes", señala el abogado especializado en temas de copropiedad, José Manuel Figueroa.

Además de la ley, cada condominio dispone de su propio reglamento, donde se norman los temas sensibles caso a caso. Para las mascotas, lo más común es que se regule el peso del animal, mientras que en el caso de los ruidos molestos, normalmente se establecen horas de emisión.

"Estos reglamentos se han transformado en un verdadero manual de sana convivencia. Ahora tampoco pueden convertir una comunidad en una cárcel, llena de restricciones", dice Guillermo Pizarro, de Zócalo Uno.

Según Figueroa, los problemas de relaciones humanas se pueden atacar con un buen reglamento, pero no es una solución de fondo: "Hay gente que simplemente no tiene sentido cultural para vivir en comunidad, muchos piensan que están en el campo".

A esto hay que sumar que muchas veces es difícil cambiar el reglamento ante la aparición de un conflicto nuevo. Para hacer efectiva una modificación se requiere de una asamblea extraordinaria de los vecinos, con 80% de asistencia y un 75% de acuerdo.

Cosas por mejorar

Cuando el reglamento no es suficiente y la mediación del administrador tampoco, se puede llegar a los juzgados de Policía Local, quienes pueden establecer multas de una a tres UTM y en caso de reincidencia, duplicar los valores. "Esta instancia está colapsada y es lamentable que todo problema de una comunidad que no pueda resolverse deba ser tratado en un juzgado, que también ve cosas de mayor gravedad y más urgentes. Por eso a veces lleva años resolver algo que puede ser sencillo de solucionar", señala Aníbal Ahumada, del CGAI.

A su juicio, una solución sería que la autoridad entregue a los gremios de administradores la facultad de mediar en estos conflictos menores.

Ahumada indica: "En Argentina aplicaron esta fórmula y los resultados han sido muy provechosos para los involucrados y ha permitido una descongestión significativa en los juzgados correspondientes".

José Manuel Figueroa va en esa misma línea y señala que otra forma de desentrampar los conflictos es que se les entreguen mayores facultades a los administradores, como poder poner multas directamente. "También debiera poder poner término al contrato de arriendo y expulsar a un arrendatario conflictivo", dice.

Actualmente hay 22 mil edificios que se rigen por la ley de Copropiedad Inmobiliaria y el número crece cada año, según datos del CGAI. Con cada vez más personas viviendo en comunidad, los expertos llaman a tomar acciones para solucionar los conflictos. Después de todo, es un fenómeno que afecta a gran parte de la sociedad. "En todos los sectores pasan cosas muy similares, no importando el nivel socioeconómico de la comunidad", concluye Ahumada.

Edificios, fuente de conflictos

Es más común que los roces entre vecinos se den en los edificios que en los condominios de casas. Según el presidente del Colegio de Gestión y Administración Inmobiliaria (CGAI), Aníbal Ahumada, esto tiene que ver con la densidad y la cantidad de bienes comunes. "En las casas no debes compartir el ascensor, el quincho. En los edificios hay más espacios que son comunes", indica.

 

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